miércoles, 4 de enero de 2006

La deuda histérica


José Antonio Monago lo escenificó muy bien en la tribuna de la Asamblea de Extremadura. Más o menos vino a decir algo así: dos señores frente a frente, Zapatero y Mas, un bobo y un pillo (esto es mío), buscando y rebuscando hasta encontrar lo inexistente, la nada, la añorada cuadratura del círculo o lo que es lo mismo, la deuda histórica de España con Cataluña. A partir de ahí. Monago ya habló siempre de “la deuda histérica”, porque fuera del histerismo es difícil justificar semejante patraña. Monago es cartesiano y no gusta de perder el tiempo con soflamas inconsistentes ni sofismas de tienda cien: “si España tiene una deuda histérica con Cataluña, con Extremadura tiene la redeuda y fuera de todo histerismo”. ¿Que qué dijeron los socialistas? Mandaron a uno que parece descolgado de un cuadro del Greco, para que hiciera dos gracietas y amagara con un chistecito ramplón. Es lo que hay, no dan para más. Hace mucho que los asuntos que afectan a Extremadura les cogen a trasmano.

¿Puede alguien entender que Extremadura tenga que aportar parte de lo suyo para que “el bobo solemne” pueda sacar adelante un Estatut desintegrador? ¿Tenemos que aceptar las trapacerías del gran indolente? Los pesoistas, lo entienden, porque ellos entienden todo lo que llega en sobre lacrado desde Madrid. Lo peor no es lo del “bobo”, sino que todo el PSOE parece haberse contagiado del virus de su bobería y los extremeños, capitaneados por el sargento bocazas, intentan justificar lo de la deuda histérica con la pobrecita Cataluña, tan delgaducha y desasistida ella. A Ibarra le parece positivo lo acordado entre el bobo y el pillo, porque Ibarra lleva muchos años ausente y todo lo que no sean sus batallitas mediáticas y sus discursos de nanas, le cae muy lejos. Ibarra, está tan pasado que ha llegado al reduccionismo fascista de “tengo razón porque me votan, me votan porque tengo razón” Así todo el tiempo, de ahí no hay quien lo saque. Después de un cuarto de siglo, él ya no sabe dónde empieza ni dónde termina la democracia, porque está convencido que la democracia es él. Pero es verdad que se le vota, aunque a la vista de cómo está Extremadura, somos muchos los que nos preguntamos por qué.

Lo de Cataluña es como los entremeses de una almuerzo que se promete copioso, porque la procesión viene por barrios y los del barrio de ETA ya se acercan al salón de comensales. ETA se muestra pletórica haciéndole cortes de mangas al solemne bobo y muy reconfortada, porque algunos ya la ven como un partido político “que utiliza procedimientos modernos”. Si lo moderno es el tiro en la nuca, no hace falta ser Julio Verne para barruntar que pronto veremos a los pistoleros como mártires de la democracia. De momento, la vicepresidenta, la señora Fernández de la Vogue, dice que la apuesta por el diálogo no debe plantearse en términos de vencedores y vencidos… Cuando así se empieza, es porque se quiere acabar invirtiendo los términos, ay.

¿Cuántas deudas histéricas habremos de pagar, querido José Antonio Monago? Después de la histérica de Cataluña, nos llegará el recibo de los vascos, los gallegos, los canarios… Es decir, que lo peor está por llegar. ¿Habrá también una deuda histérica con ETA?

No hay comentarios: