domingo, 8 de mayo de 2005

El portavoz de Gallardo


Hace ahora dos años, durante el debate de investidura, Rodríguez Ibarra anunció la perla desarrollista de la legislatura que acababa de comenzar: una refinería. Con la impudicia que caracteriza al personaje, capaz de apuntar en su haber la construcción del Teatro Romano de Mérida, largó la idea como propia y como propia de su gestión privilegiada: “Tenemos muy avanzado el proyecto de montar una Refinería”. No dio más detalles, pero es evidente que, como suele, mentía. Mentía en el fondo, mentía en la forma y mentía en la utilización de los tiempos verbales, porque por aquellos días el proyecto no era más que una idea que acariciaba Alfonso Gallardo y que, cuando aún no la tenía ni perfilada, se la había comentado a Ibarra.

Analicemos un poco la afirmación de nuestro personaje: “Tenemos muy avanzado el proyecto de montar una Refinería” Tenemos: Absolutamente falso porque él no tenía nada, a no ser que se considere integrante del grupo empresarial de Gallardo. Muy avanzado: Absolutamente falso porque el proyecto se está perfilando ahora, dos años después, y, todavía, no tiene todos sus perfiles delimitados, además de carecer del imprescindible Estudio de Impacto Ambiental... Después, en otras dos ocasiones volvió a vender la Refinería como cosa propia y llegó incluso a la desvergüenza de proponer un debate monográfico sobre el tema para desviar la atención de las corruptelas del consejero de Economía, que era la estrella del día. El asunto de “las vallas del paleto” y los trapicheos económicos del consejero, estaba asentado en la opinión pública y como después de muchas pegas habíamos logrado que entrara en la Asamblea, Ibarra, que va de listo aunque no pasa de mamarracho, se sacó de la manga el debate refinero para desviar la atención. Con toda solemnidad volvió a anunciar la Refinería, dando detalles sobre los diferentes socios capitalistas e incluso del socio tecnológico. Todo era falso, porque, como se demostró después, ni los socios eran los socios, ni el socio tecnológico tampoco. Por no saber ni siquiera sabía cual era la aportación de la Sociedad de Fomento, que cifró en un inconcreto “entre 72 y 80 millones de euros”.

Luego presenta en sociedad el proyecto, con Alfonso Gallardo a su lado, pero lo sigue vendiendo como cosa propia y, de hecho, los diarios económicos “Cinco días” y “Expansión”, lo difundieron como “el proyecto refinero de la Junta de Extremadura”

Ahora Ibarra da un paso más como portavoz de una iniciativa empresarial ajena y anuncia que los carburantes van a costar más baratos en Extremadura y que todos vamos a salir beneficiados por las rebajas sustanciosas que va a facilitar la Refinería en toda Extremadura.

¿Es que Ibarra no tiene nada que vender de su gobierno? Después de habernos envuelto el camelo de los ordenadores en las aulas, los dos idiomas en las escuelas, las habitaciones individuales en los hospitales, el gabinete de iniciativa joven (que preside Felipe González) y la sociedad de la imaginación, parece que la teta la tiene muy agotada. De la teta de Ibarra ya no sale nada más que sangre. Y soberbia.

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