domingo, 10 de abril de 2005

Flecos sueltos del 11-M


Muchos nos preguntábamos sobre la raíz de los extraños“amores” entre Rafael Vera y Rodríguez Ibarra. La fijación de Ibarra hacia un ladrón, condenado y requetecondenado, como el ex Secretario para la Seguridad del Estado, era algo difícil de entender porque aunque Ibarra suele comportarse como un auténtico zote, siempre dispuesto a dar la cantada para enseñar careto, no suele insistir tanto en sus devaneos ni en sus desvaríos. Primero salió diciendo que él sabía mucho sobre los GAL, pero que no lo decía porque nadie se lo preguntaba. Desde el PP le ofertamos la posibilidad de que descargara su conciencia, entregando sus declaraciones al fiscal de TSJ de Extremadura y después al de la Audiencia Nacional. Pero los fiscales despreciaron la supuesta información de Ibarra y dieron carpetazo al asunto sin siquiera llamarlo. ¿Son las cosas de Ibarra? Parece que sí.

¿Qué sabe Ibarra? De momento lo que sabemos de lo que sabe, lo ha contado el duendecillo de jardín, Pérez Rubalcaba. Y se ve la trama por todas partes. Parece que el confidente de Vera, un tal Couso, que además es compi de partido, tras el atentado y mientras el Gobierno seguía la pista de ETA, se entrevistó con quienes sabían de cerca que la autoría era islamista. Couso se lo paso a Vera -¿vendrá de ahí el “pásalo”?, Vera se lo paso a Ibarra e Ibarra, en lugar de ir al Juzgado, a la Guardia Civil o a la Delegación del Gobierno en Extremadura, llamó al duendecillo Rubalcaba. Por eso el PSOE supo antes que el propio Gobierno que el sendero de ETA era erróneo.

¿Qué hizo el PSOE con aquella información tan directa como privilegiada? Lo que sabemos es que se inició la más repugnante y antidemocrática campaña contra un Gobierno democrático, con el brazo armado del Grupo PRISA. La Cadena SER tiró al retrete su patrimonio de honestidad y se enfangó hasta las orejas para desalojar, a cualquier precio, incluida la mentira, al Partido Popular. Lo que sabemos es que, como si estuviera todo previsto y calculado, de inmediato se inició la difusión de “El gobierno miente. Pásalo” Lo que sabemos es que -¡qué diligencia!- aparecieron carteles impresos en rojo con el mismo mensaje y además -¡qué coincidencia- sin que mediara convocatoria alguna, unos millares de respetuosos ciudadanos se dieron cita en las sedes del PP.

Los pacifistas del nuevo talante hicieron un macabro mitin electoral con los 192 muertos y retorcieron los argumentos para que, con el tiempo medido, el electorado acudiera a votar con la indignación en las tripas. Resultado: ZP Presidente. Si, el imposible se hizo realidad y el sosomán más vacío del universo político, logró la poltrona con la necesaria ayuda del terrorismo islámico, que se lo puso en bandeja. El PSOE y demás compadres, que se aprestaron a buscar teta al cobijo de la inesperada pitanza electoral, lo lleva sobre su conciencia. Es decir, que lo llevan sobre la nada, porque la nada nada porta. Amen y que con su pan se lo coman. Que con su pan también se lo coma Ibarra.

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